Efectivamente, las actitudes se constituyen
como una barrera formidable ante las situaciones de cambio. No debemos omitir
que esta resistencia al cambio es una respuesta natural del ser humano, es
difícil cambiar o abandonar una forma de ser, de creer, de actuar porque esta
está íntimamente vinculada a nuestra cultura y a nuestras creencias. Los
cambios están directamente relacionados con los cambios de paradigmas y sabemos
que los procesos para que nuevos paradigmas tengan plena aceptación no son
fáciles porque los miembros del viejo paradigma difícilmente abandonarán sus
creencias, su métodos, sus leyes y principios.
Sin embargo las barreras tecnológicas son una
realidad (no son ficticias) y pueden constituirse una barrera infranqueable
para el cambio.
Cambiemos
el chip hacia una nueva forma de pensar. Pero pregunto, ¿nuestro sistema tiene
la capacidad para adaptarse a la misma velocidad en que la tecnología avanza?
Porque también ahí existen barreras que hacen que las iniciativas para el
cambio simplemente no se puedan realizar por esas barreras.
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